Una Ushuaia sin luz ni agua
Por Néstor Schumacher.-
Adentrándonos en las causas de los actuales problemas energéticos, la explicación desde el nivel provincial recae en la falta de presión por parte de Camuzzi, la proveedora de gas. Si no hay combustible, no se puede atender la demanda, y para evitar la suspensión del servicio total, se restringe el mismo por franjas horarias con cortes programados. El ministro de Energía, Alejandro Aguirre, relató que debido a las bajas temperaturas que experimenta tanto la provincia como toda la Patagonia, hay mayor consumo de gas como medio de calefacción, lo que sumado a una baja presión, lleva a congelamientos en los equipos de Total, YPF y Rosch. Además de ese inconveniente, aparece una ausencia en las inversiones de la planta compresora y las redes, responsabilidad que cae en manos de YPF y Camuzzi respectivamente.
Analizando el contexto y las declaraciones, la postura de Provincia es lógica. No obstante, la falta de inversión no es algo nuevo, quizás haga falta una mayor integración en la toma de decisiones de la Dirección Provincial de Energía, a fin de dirigir mejor los recursos. Ya sea para comprar equipamiento, o pensar protocolos para situaciones que en una ciudad cercana al Círculo Polar Antártico no deberían ser una sorpresa. Otro elemento que algunos señales, ahondando la línea de las condiciones climáticas, es buscar alternativas con combustible líquido, o gasoil, para estas circunstancias extremas a pesar de su costo superior a alternativas con gas.
Como si fuese poco, a los cortes de luz se les sumó los de agua en algunos sectores de la capital fueguina, también parte de una combinación de problemas en el campo de las inversiones en infraestructura y un invierno que a pesar de recién comenzar, da la sensación que será uno que rompe récords. Calefaccionarse en Ushuaia hoy, es un juego de azar: tiene que haber gas para los que tienen calefactores, y para los que optaron por los radiadores, que tanto la luz como el agua acompañen. Lo único que faltaría, sería un problema con el acopio de la leña y tenemos cartón lleno.
Planteado el diagnóstico del problema, que ya todos conocemos, empecemos a pensar soluciones. Quizás, como idea, la Legislatura podría guiar la creación y composición de los presupuestos de los entes autárquicos como la DPE o DPOSS, buscando así hacer rendir los recursos con los que cuenta y que, en definitiva, puedan prestar el servicio. Si bien uno entiende que el clima no se puede controlar y hay circunstancias exógenas a estos entes, alguna cuota de responsabilidad tienen que tener si están a cargo del servicio.
Lo que sorprende un poco es que cada 20 o 21 de junio, fecha que marca el solsticio del invierno, parece que nos acordamos que Ushuaia es una ciudad austral con un clima muchas veces inclemente. Los proveedores, que cobran tarifa diferencial y reciben subsidios por ello, nunca dan con las obras necesarias y arranca un juego de culpas que pasa por política, privados y entes autárquicos, pero una vez terminada la crisis no hay ninguna enseñanza o idea de planificar para que el año siguiente no suceda. En este eterno “Día de la Marmota”, quedan atrapados vecinos y vecinas, que lidian con tener que planificar su vida en base a los cortes, escuchando mil y una veces a distintos protagonistas repetir la misma frase “la culpa es de…”.
Ushuaia vive una situación más que complicada: los cortes de luz se han vuelto una imagen recurrente en este último tiempo y ahora se le suman los de agua. Si bien hay atenuantes extraordinarios propios de las condiciones climáticas, también se denota cierta falta de inversión desde el sector privado y las famosas obras de infraestructura del Gobierno Nacional.
Adentrándonos en las causas de los actuales problemas energéticos, la explicación desde el nivel provincial recae en la falta de presión por parte de Camuzzi, la proveedora de gas. Si no hay combustible, no se puede atender la demanda, y para evitar la suspensión del servicio total, se restringe el mismo por franjas horarias con cortes programados. El ministro de Energía, Alejandro Aguirre, relató que debido a las bajas temperaturas que experimenta tanto la provincia como toda la Patagonia, hay mayor consumo de gas como medio de calefacción, lo que sumado a una baja presión, lleva a congelamientos en los equipos de Total, YPF y Rosch. Además de ese inconveniente, aparece una ausencia en las inversiones de la planta compresora y las redes, responsabilidad que cae en manos de YPF y Camuzzi respectivamente.
Analizando el contexto y las declaraciones, la postura de Provincia es lógica. No obstante, la falta de inversión no es algo nuevo, quizás haga falta una mayor integración en la toma de decisiones de la Dirección Provincial de Energía, a fin de dirigir mejor los recursos. Ya sea para comprar equipamiento, o pensar protocolos para situaciones que en una ciudad cercana al Círculo Polar Antártico no deberían ser una sorpresa. Otro elemento que algunos señales, ahondando la línea de las condiciones climáticas, es buscar alternativas con combustible líquido, o gasoil, para estas circunstancias extremas a pesar de su costo superior a alternativas con gas.
Como si fuese poco, a los cortes de luz se les sumó los de agua en algunos sectores de la capital fueguina, también parte de una combinación de problemas en el campo de las inversiones en infraestructura y un invierno que a pesar de recién comenzar, da la sensación que será uno que rompe récords. Calefaccionarse en Ushuaia hoy, es un juego de azar: tiene que haber gas para los que tienen calefactores, y para los que optaron por los radiadores, que tanto la luz como el agua acompañen. Lo único que faltaría, sería un problema con el acopio de la leña y tenemos cartón lleno.
Planteado el diagnóstico del problema, que ya todos conocemos, empecemos a pensar soluciones. Quizás, como idea, la Legislatura podría guiar la creación y composición de los presupuestos de los entes autárquicos como la DPE o DPOSS, buscando así hacer rendir los recursos con los que cuenta y que, en definitiva, puedan prestar el servicio. Si bien uno entiende que el clima no se puede controlar y hay circunstancias exógenas a estos entes, alguna cuota de responsabilidad tienen que tener si están a cargo del servicio.
Lo que sorprende un poco es que cada 20 o 21 de junio, fecha que marca el solsticio del invierno, parece que nos acordamos que Ushuaia es una ciudad austral con un clima muchas veces inclemente. Los proveedores, que cobran tarifa diferencial y reciben subsidios por ello, nunca dan con las obras necesarias y arranca un juego de culpas que pasa por política, privados y entes autárquicos, pero una vez terminada la crisis no hay ninguna enseñanza o idea de planificar para que el año siguiente no suceda. En este eterno “Día de la Marmota”, quedan atrapados vecinos y vecinas, que lidian con tener que planificar su vida en base a los cortes, escuchando mil y una veces a distintos protagonistas repetir la misma frase “la culpa es de…”.