
Mádame Butterfly
Por Daniela Ramos.-
Mádame Butterfly es una ópera compuesta por Giacomo Puccini (compositor italiano 1858-1924) la cual se estrenó en el año 1904 en La Scala de Milán. Aunque ella está inspirada en una obra teatral de David Belasco llamada también Mádame Butterfly.
Esta es una tragedia japonesa la cual se presentó por primera vez en el 1900. Pero el verdadero germen de ambas nace de un cuento corto “Mádame Buttefly” el cual se publicó en 1898. Su autor John Luther Long fue un escritor y abogado estadounidense (1861- 1927) se dice que se inspiró a su vez en una novela del oficial naval Pierre Loti titulada “Mádame Chrysanthéme”. Este nunca escribió el trágico final que cierra la obra de Long y posteriormente de Puccini.
La historia con sus más y sus menos cuenta la vida de Cio-Cio San (Mádame Butterfly) la cual se enamora de un marino estadounidense de apellido Pinkerton. Ellos se enamoran, Mádame Butterfly queda embarazada, pero Pinkerton regresa a su tierra natal. Después de varios años él regresa a Japón acompañado de su nueva esposa y su hijo.
Ella pasó sola los años más duros, enjuiciada por ser madre soltera de un niño llamado despectivamente “mestizo”. Cuando el cónsul estadounidense le da la noticia del regreso del marino y su familia, ella decide entregarle a su primogénito y terminar con su vida.
Puccini investigó si la obra había sido inspirada en un caso de la vida real y ello efectivamente había ocurrido. Pinkerton no era otro que Thomas Glover, su esposa Maki trabajó para sobrevivir en el “lugar del placer de Nagasaki”.
Otros en cambio, afirman que el verdadero nombre de la geisha era Hatsuyo y el oficial naval era Eugene Baker. Más allá de los nombres y las historias que dieron comienzo a la versión más conocida de Puccini, esta refleja la realidad social de la época donde las relaciones interraciales y los matrimonios interculturales eran estigmatizados. Tanta desconfianza, presión social, pobreza, marginalidad y dolor la llevaron a terminar con su vida. Aunque resguardó el porvenir de su hijo.
A pesar del abandono y la traición, ella siempre siguió amándolo y esperando su regreso. Al mismo tiempo selló el fin de sus días.